Hace poco tiempo, durante el año 2019, un grupo de argentinos amantes de la buena literatura (la “Cooperativa de los Libros Dormidos”) sorprendieron publicando en español una novela prácticamente desconocida de Julio Verne, quien la escribió hacia el año 1864, titulada “El Conde de Chanteleine” (Le Comte de Chanteleine, el título original en francés). La incógnita era por qué esta obra de uno de los más célebres escritores de la literatura universal permanecía fuera del alcance del público, incluso hasta el punto de ser silenciada en la práctica (después de su primera edición francesa, que además fue en diversas entregas, desapareció del mundo editorial, y hubo que esperar hasta el año 1994 para ser publicada como un solo libro).
Casi en paralelo, en el año 2023, un grupo de entusiastas franceses, produjeron y filmaron con sus propios recursos una película que también fue ignorada y hasta silenciada por el gran mundo del espectáculo (aunque en Francia tuvo un caudaloso alcance que pocos esperaban). La película se titula: “Vencer o morir”. La compañía se llama Puy Du Fou Films, siendo ésta la primera película que producen (lo curioso de Puy Du Fou es, en su origen, un enorme parque temático histórico ubicado en Francia que, por causa de la Pandemia de 2020, debió cerrar sus puertas y, por tal motivo, decidieron “llevar su parque” a las gentes por medio del cine, pues lo que se relata en este film es precisamente una de las principales muestras que allí se realizan).
¿Qué tienen en común estas obras desconocidas por el gran público? Que ambas se refieren a lo que se considera el primer genocidio de la era moderna, y que fue sufrido por un enorme número de católicos por el solo hecho de ser católicos fieles. Esto es, ambas obras tratan sobre los acontecimientos que derivaron en la denominada “Guerra de la Vendée” (1793-1796), que fue el alzamiento de miles de campesinos y nobles de la región francesa del mismo nombre (y de varias más), en defensa de su fe católica, de su rey y de sus tradiciones, contra el régimen del terror implantado por la República surgida de la Revolución Francesa. Es, en verdad, un suceso análogo a la posterior Gesta de los Cristeros (en México, a comienzos del siglo XX).
Resumidamente, la novela de Julio Verne pone su foco en las peripecias de un personaje de ficción, el conde Humbert de Chanteleine quien, junto con su fiel servidor Kernan, combate contra las tropas de la República, empecinadas en exterminar a todo lo que se mueva y parezca católico en las regiones alzadas contra el Régimen. La película que nos ocupa ahora, en cambio, describe las heroicas andanzas de un personaje real: el general François-Athanase de Charette de La Contrie, líder del Ejército Católico y Real de la Vendée (apodado Le Roi de la Vendée, es decir, “el Rey de la Vandée). Y por ello ambas obras tienen en común que describen abiertamente la realidad de los sucesos escondidos por las versiones laicistas (un verdadero “memoricidio”), que intentan ocultar el heroísmo y el martirio de los vendeanos, así como la brutalidad sin límites de los republicanos.
Y ahora sí, vamos a la película.
“Vencer o morir” tiene un comienzo estilo documental, pero con pasos firmes avanza hacia un tono fílmico de película épica, podríamos decir al estilo de “Corazón valiente” (de Mel Gibson, 1995). Fue realizada con escasísimos recursos (no más de 3 millones de euros, lo cual es nada en comparación a otras superproducciones, como la vergonzosa película acerca de Napoleón Bonaparte, dirigida por el aclamado director Ridley Scott, estrenada en el mismo año de “Vencer o morir”, y que costó cerca de 200 millones de dólares). Pero a pesar de los pocos medios materiales disponibles para emprender un proyecto fílmico, el resultado final es dignísimo, sobre todo al momento de presentar el drama histórico auténtico. Además, es un film destacable en sus cuestiones técnicas (vestuario, ambientación, fotografía, iluminación, ni hablar de la bellísima música compuesta especialmente para acompañar la historia que se desarrolla). Las escenas de batalla son realistas (nada de coreografías ninjas, nada de efectos especiales, todo artesanal, con más de 1000 extras procedentes todos… de la región de la Vendée). La película, esto es muy importante, fue filmada en tan solo 18 días, y desarrolla un guión dentro del cual, por causa del ajustado tiempo fílmico que dispone, se perciben algunas concesiones y libertades, pero siempre permaneciendo fiel en esencia a los hechos verdaderos.
En el plano de la actuación todo es profesional y muy bien llevado. Se trata, obviamente, de actores franceses, muy experimentados los principales, aunque en general desconocidos fuera de su país. Entre ellos destaca Hugo Becker, quien personifica al general François-Athanase. Y lo hace de un modo realmente convincente, expresando con justeza las emociones de quien debe llevar adelante una empresa imposible como fue la contrarrevolución, hasta el momento de su entrega final. Es decir, expresa adecuadamente los cambios de actitud de un militar marino retirado a una vida cómoda quien, impulsado por las circunstancias, termina siendo general de un ejército que él mismo debió construir y entrenar, concluyendo su vida a los 33 años, como un héroe y casi un mártir. De entre sus muchas frases que se hicieron célebres, tomamos aquí la que justamente da el título a la película: “Es ahora, que hay que combatir hasta la muerte y dar la vida a un alto precio. ¡Vencer o morir por mi Dios y por mi rey, he aquí mi divisa incuestionable! “. Es de hacer notar que antes de filmar la película, Becker no tenía la más mínima idea de la guerra de la Vendée, ni del personaje que debía interpretar, pero se embebió de tal manera con la personalidad del soldado que representó, que luego admitió lo mucho que le costó volver a su realidad cotidiana.
Destacan particularmente las famosas “amazonas”, que siguieron al general François-Athanase, con un protagonismo verídico, no como tantas supermujeres de fantasía que andan dando vueltas por las pantallas. En primer lugar, se encuentra Marie-Adélaïde de La Rochefoucauld, que se presenta voluntariamente pidiendo casi con descaro: “Señores, mi lugar en el campo de batalla es en primera línea, les guste o no”, puesto que le fue acordado inmediatamente por el general. Tenemos luego a Céleste Julie Michèle Talour de La Cartrie, “la irlandesa”, mujer de armas tomar, en el completo sentido de la expresión. Y, sin ser combatiente, resalta también Marie-Anne Charette, la incondicional hermana del general, que lo acompañó en todo, y quien además fue la primera en rehabilitar su memoria.
Película para aprender y para emocionarse, para poner frente a los ojos la valentía, el heroísmo y el martirio de casi 200.000 católicos que murieron, ya sea en combate o directamente asesinados de las maneras más atroces, por no renunciar a su Fe, a su Patria ni a sus costumbres, a manos de los enemigos de Dios, que se muestran siempre tan civilizados, pero no dudan en efectuar las mayores crueldades para acallar la voz de la Iglesia (es decir, de los fieles), acciones que luego esconden o disimulan.
(N.R.: nos hemos valido en parte de la crítica que hace de la película la Hna. Marie de la Sagesse S.J.M., autora además del libro “Pasión y Gloria de la Vendée. Héroes del genocidio francés”, Ediciones Parresía, del 2023.
Asimismo, y dado que estamos hablando de un tema por desgracia mayormente desconocido, sugerimos contextualizar con los siguientes muy completos artículos: