Reseña escrita por el Prof. Juan Carlos Bilyk
Encontrándonos por estos momentos hacia la mitad del denominado Trienio Tomista (2022-2024), nos parece muy oportuno presentar esta magnífica recopilación de escritos y exposiciones de Fr. Dr. Aníbal E. Fosbery O.P., en torno a la figura eminente de santo Tomás de Aquino, conocido bajo el seudónimo de “el Aquinate”, y reconocido por la Iglesia como Doctor Angélico, Doctor Común, Doctor de la Humanidad, entre otros grandes títulos que lo dignifican. En efecto, santo Tomás es el más importante de los Doctores de la Fe, y no es para extrañarse que un fraile dominico como el P. Fosbery, también él Doctor en Teología, le tuviera como el máximo exponente de la sabiduría cristiana, y pusiera su propia obra, FASTA, bajo su patronazgo y magisterio.
Esta colección recopila diversos trabajos del P. Fosbery acerca del Aquinate, así como escritos propios de marcada e inocultable doctrina tomista, abarcando un período que va desde 1961 hasta 2016. La abundancia temática es variada, y en todas ellas se perfila el tono creyente, erudito, devoto y entusiasta del P. Fosbery.
Sin exponer el índice en su totalidad, no podemos dejar de mencionar algunos ejemplos de lo que podemos encontrar en su interior. Y así tenemos la que fue su tesis de licenciatura (“El hábito de los primeros principios”, de 1961), hoy constituida como un verdadero clásico en sí misma. Encontramos también una inmejorable introducción al tomismo (“Introducción a la Teología de Santo Tomás de Aquino”, de 1978); y una preciosa reflexión sobre la espiritualidad en y de santo Tomás (“Tomismo y espiritualidad”, de 2004). Aparecen intercaladas entre sus obras escritas diversas exposiciones ,que Fr. Aníbal fuera dando ante muy diversos y calificados auditorios, como por ejemplo: “Santo Tomás y la universidad” (de 1974); “Santo Tomás de Aquino, teólogo, filósofo y poeta de la Cultura Católica” (de 1998); “Santo Tomás de Aquino en el hoy de la modernidad” (de 2013).
Selección de párrafos de la obra:
“Santo Tomás de Aquino es un santo muy especial; uno lo va amando a medida que lo estudia. Y no hay otra posibilidad: ¡es el Santo de la Sabiduría! (…) Tanto en su vida espiritual como en el ámbito de su sabiduría, Santo Tomás es un prodigio de la gracia de Dios. Por eso tiene el lugar que tiene en la Iglesia. Hay santos que están más cerca de la realidad humana de los fieles. Él está en una situación paradigmática. Es de esos santos que son más para admirar que para imitar. Si ustedes me preguntan cuál es el tono que enriquece nuestro carisma (…) desde Santo Tomás, les diría que es la vocación por la sabiduría, eso es lo dominante en Santo Tomás. La vocación por la sabiduría adquirida a partir de la vida virtuosa y como don del Espíritu Santo. Santo Tomás apunta a la sabiduría y el camino que asume para alcanzarla es la virtud. Ahí está, pues, el modelo posible para todos nosotros (…) adherirnos a Santo Tomás significa abrir nuestra interioridad a la vocación por la sabiduría y estar dispuestos a ser hombres que quieren cultivar la sabiduría, y esto en el nivel que el Señor nos ha dado a cada uno, según los misterios de la Providencia. Ninguno de nosotros es Santo Tomás. Santo Tomás es uno solo, es un modelo para admirar en la Iglesia, es un paradigma de la Iglesia; pero desde ese paradigma, desde ese modelo rescato la vocación por la verdad, que hace de Santo Tomás un sabio. Y esta vocación de sabiduría es para todos nosotros. Eso es posible hacerlo” (de “Tomismo y Espiritualidad”).
“Santo Tomás es el primer gran Doctor que logra integrar, en una síntesis perfecta, el orden natural con la fe desde una perspectiva, según la cual la cual gracia supone y perfecciona la naturaleza. Esta actitud fundamenta una corriente teológica que va a tener una enorme vigencia en la Iglesia: el tomismo. Lo interesante de santo Tomás es que él, sin apartarse de Platón, puesto que asume muchos principios de esta filosofía, se vuelca a fundamentar toda su visión racional y conceptual de la fe en la filosofía aristotélica. Santo Tomás entiende que, si hay que darle autonomía a la naturaleza para que en ella pueda actuar la gracia, la filosofía que tiene que sustentar a la naturaleza tiene que ser una filosofía que parta del respeto objetivo a la realidad de la naturaleza. Eso se da en la filosofía aristotélica, puesto que es una filosofía realista en el sentido que quiere partir del ser, y el ser imponiendo su realidad a la razón y no desde la razón que impone su realidad al ser (…) Santo Tomás hace una auténtica innovación teológica, al introducir el pensamiento de Aristóteles, y este conocimiento partía del conocimiento real del ser, dado que para Aristotéles nada hay en el entendimiento que no haya pasado por los sentidos (…) Se produce un cambio profundo en la visión teológica de la Iglesia, cambio que dura hasta nuestros día, ya que hoy nadie que quiera hacer teología podrá desvincularse de este pensamiento” (de “Introducción a la Teología de Santo Tomás de Aquino”).