En el marco de la visita apostólica del Padre Presidente de Fasta, Pbro. César Garcés Rojas, junto con el Vicepresidente Ejecutivo, Dr. Alejandro Campos, a las jurisdicciones de Lima y Quito, el Dr. Campos, reflexionó sobre cómo Fasta, a través de la fundación de sus comunidades, cumple con la vocación de universalidad propia de la misión que tenemos como cristianos de ir y bautizar.
“El misterio en la Iglesia es el Espíritu que sopla y suscita vocaciones. Uno tiene que estar atento a esto para que, después, desde la estructura se pueda animar, sostener, ser subsidiario y solidario con esas comunidades que fueron surgiendo” expresó el Vicepresidente Ejecutivo. Además agregó “Fasta no sería la misma sin todas y cada una de las comunidades que la conforman. Cada una le aporta a la vida de nuestra Ciudad un sello distintivo. No sería lo mismo si faltara una de ellas, por más pequeña o más grande que sea. La cuestión debe asumirse no desde una dimensión sociológica, sino en la dimensión eclesial”.
¿Con qué espíritu fueron recibidos por los miembros de las comunidades que visitaron?
Fuimos recibidos con un verdadero espíritu fraterno. Nos maravilla descubrir cómo los amores comunes generan esa fraternidad profunda entre las personas. Algunos camaradas los conozco desde siempre y otros recién me los presentaban. Sin embargo, en todos los casos, lo que vivíamos profundamente y sentíamos era la fraternidad que surgía de estos amores comunes.
¿Cuál es la expectativa y planes a futuro que tiene Fasta con estas dos comunidades?
Estamos en proceso de transición en ambas comunidades. Lima se encuentra en una reorganización en torno a la misión. Uno de los objetivos que planteamos en las distintas reuniones fue liberarnos, es decir sacarnos de encima, la responsabilidad de cumplir con estructuras que no se adaptan a la realidad, y organizar la comunidad en torno a las misiones. La comunidad de Lima ha determinado una serie de misiones, siempre dentro de nuestro carisma, y lo importante fue ver quiénes tenían la vocación para seguir adelante con cada una de ellas. Dialogamos eso y acordamos un modo de organización donde la base central siga siendo la jurisdicción, pero en la realidad interna de la comunidad prime la misión. De este modo, se resolvió generar agrupaciones de comunidades misionales. De entre ellas, la que más resalta es la iniciativa de un grupo de milicianos de fundar un colegio Fasta en la capital del Perú.
A su vez en Quito, atravesamos un momento importante ya que hubo reunión de oficializados y elección de Presidente. Están muy enfocados en darle vida a la casa que tenemos allí, con la idea de proyectar una sede de la Universidad Fasta para carreras y cursos.
En ambos casos el desafío es organizarse para rescatar la dimensión juvenil. La pandemia afectó a la realidad juvenil en cada lugar. Tanto los mayores, y hasta los abuelos, quieren reorganizarse en torno al apostolado juvenil para revivir y revitalizar el trabajo con los jóvenes.
¿Cómo participan del proceso de autoconciencia eclesial?
Respecto al proceso de Autoconciencia Eclesial, tanto en Quito como en Lima tienen una fuerte necesidad de aprovechar este espacio de reflexión, porque su proceso de recambio les obliga a releerse. Entonces no es un ejercicio sobre Fasta en general sino sobre su propia comunidad. Los directorios de ambas comunidades están aprovechando para hacer una lectura desde su dimensión misional y eclesial.
Para finalizar Alejandro manifestó que ésta visita fue una gracia que nos dio Dios. Pudimos cumplir y seguir adelante con nuestra misión encontrando la riqueza de cada una de estas comunidades y reconocer que estamos unidos en los mismos amores. Las comunidades de Quito y Lima son nuestros camaradas, nuestros hermanos.
