Hoy celebramos al Beato Carlo Acutis, patrono de los jóvenes de Fasta.
Este joven italiano fue un testigo cotidiano del amor de Cristo, y su vida se ha convertido en un modelo de amor a la Eucaristía y devoción diaria a través de la oración. Además, su compromiso en la evangelización a través de los medios digitales, donde documentó y compartió milagros eucarísticos de todo el mundo, es una fuente de inspiración. Carlo Acutis es también un ejemplo de entrega a los demás, brindando apoyo tanto material como espiritual a quienes lo necesitaban.
A principios de octubre de 2006, con tan solo 15 años, Carlo enfermó. Lo que parecía una gripe normal era, en realidad, una leucemia fulminante sin posibilidad de recuperación. Murió 10 días después, ofreciendo su sufrimiento por Jesús, por el Papa y por la Iglesia.
El Papa Francisco ha aprobado este 23 de mayo un milagro atribuido a la intercesión del Beato Carlo Acutis. Con este nuevo decreto el joven será proclamado santo.
Nos unimos en oración por la santidad de todos los jóvenes de Fasta: alumnos y egresados de los colegios Fasta, estudiantes universitarios y miembros de nuestro movimiento.
Homilía pronunciada por el Cardenal Agostino Vallini durante la misa de beatificación de Carlo, el 10 de octubre de 2020 en la Basílica de San Francisco de Asís
“Queridos hermanos y hermanas, hoy nos sentimos especialmente admirados y atraídos por la vida y el testimonio de Carlo Acutis, a quien la Iglesia reconoce como modelo y ejemplo de vida cristiana, proponiéndolo sobre todo a los jóvenes. Es natural preguntarse: ¿qué tenía de especial este joven de 15 años?
Recorriendo su biografía, encontramos algunos puntos fijos que ya lo caracterizan humanamente.
Era un joven normal, sencillo, espontáneo, simpático (basta mirar su fotografía), amaba la naturaleza y los animales, jugaba fútbol, tenía muchos amigos de su edad, se sintió atraído por los medios modernos de comunicación social, apasionado por la informática y autodidacta construyó programas, como ha dicho el Papa Francisco “para transmitir el Evangelio, comunicar valores y belleza”. Tenía el don de atraer y fue percibido como un ejemplo.
Desde pequeño -lo testimonia su familia- sintió la necesidad de la fe y tenía su mirada dirigida hacia Jesús. El amor a la Eucaristía fundó y mantuvo viva su relación con Dios. A menudo decía “La Eucaristía es mi autopista al cielo”.
Cada día participaba en la Santa Misa y permanecía durante mucho tiempo en adoración ante el Santísimo Sacramento. Carlo decía: “Se va directo al cielo si te acercas todos los días a la Eucaristía”.
Jesús era para él Amigo, Maestro, Salvador, era la fuerza de su vida y el objetivo de todo lo que hacía. Estaba convencido que para amar a las personas y hacer su bien, es necesario sacar energía del Señor.
Su ardiente deseo era también el de atraer al mayor número de personas a Jesús, haciéndose anunciador del Evangelio sobre todo con el ejemplo de vida. Fue precisamente el testimonio de su fe lo que le llevó a emprender con éxito una obra de asidua evangelización en los ambientes que frecuentaba, tocando el corazón de las personas que encontraba y despertando en ellas el deseo de cambiar de vida y acercarse a Dios. Y lo hacía con espontaneidad, mostrando con su modo de ser y de comportarse el amor y la bondad del Señor. De hecho, era extraordinaria su capacidad de testimoniar los valores en los que creía, incluso a costa de enfrentarse a malentendidos, obstáculos y, a veces, a pesar de que se rieran de él.
Carlo sentía una fuerte necesidad de ayudar a las personas y descubrir que Dios está cerca de nosotros y que es hermoso estar con Él para disfrutar de su amistad y de su gracia.
Animó a utilizar los medios de comunicación como medios al servicio del Evangelio, para alcanzar el mayor número posible de personas y hacerles conocer la belleza de la amistad con el Señor.
Para ello se comprometió a organizar la exposición de los principales milagros eucarísticos ocurridos en el mundo, que también utilizó al impartir el catecismo a los niños.
Era muy devoto a la Virgen. Rezaba cada día el Rosario, se consagró varias veces a María para renovar su afecto por ella e implorar su protección.
Por lo tanto, oración y misión: estos son los dos rasgos distintivos de la fe heroica del beato Carlo Acutis, que en el transcurso de su vida breve lo llevó a encomendarse al Señor, en todas las circunstancias, especialmente en los momentos más difíciles.
Con este espíritu vivió la enfermedad que enfrentó con serenidad y lo condujo a la muerte.
Carlo se abandonó entre los brazos de la Providencia y bajo la mirada materna de María repetía: “Quiero ofrecer todos mis sufrimientos al Señor por el Papa y la Iglesia. No quiero ir al purgatorio, quiero ir directo al Cielo”.
Realmente hizo suyas las palabras de Jesús: “Este es mi mandamiento que se amen los unos a los otros como yo los he amado”. Esta certeza en su vida lo llevó a tener una gran caridad con el prójimo. Sobre todo hacia los pobres, los ancianos, las personas solas y abandonadas, sin techo, los discapacitados y las personas marginadas. Carlo fue siempre acogedor con los necesitados y cuando iba a la escuela los encontraba en la calle y se detenía a hablar, escuchaba sus problemas y, en la medida de lo posible, los ayudaba.
Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia hoy se regocija. Porque en este joven beato se cumplen hoy las palabras del Señor: “Yo he elegido a ustedes y los he constituido para que vayan y lleven mucho fruto”. Y Carlo fue y llevó el fruto de la santidad, mostrándola como meta al alcance de todos y no como algo abstracto y reservado para unos pocos.
Su vida es un modelo particularmente para los jóvenes, para no encontrar justificaciones no solo en los éxitos efímeros, sino en los valores perennes que Jesús sugiere en el Evangelio, es decir, para poner a Dios en primer lugar en las grandes y pequeñas circunstancias de la vida, y para servir a los hermanos especialmente los últimos.
La beatificación de Carlo Acutis, hijo de la tierra lombarda y enamorado de la tierra de Asís, es una buena noticia, un anuncio fuerte que un joven de nuestro tiempo, uno como muchos, ha sido conquistado por Cristo y se ha convertido en un faro luminoso para quienes quieren conocerlo y seguir su ejemplo.
Él testificó que la fe no nos aleja de la vida, sino que nos sumerge profundamente en ella, indicándonos el camino concreto para vivir la alegría del Evangelio. Depende de nosotros seguirlo, atraídos por la fascinante experiencia del Beato Carlo para que nuestra vida pueda brillar de luz y esperanza.
Beato Carlo Acutis, ruega por nosotros”.
A continuación ofrecemos algunas de las frases que nos dejó como legado:
1. “Cuanto más recibamos la Eucaristía, más nos haremos semejantes a Jesús, de modo que en la tierra tendremos un anticipo del Cielo”.
2. “Hay gente que sufre mucho más que yo”. “Ofrezco todo el sufrimiento que tendré que padecer por el Señor, por el Papa y por la Iglesia”.
3. “No temas, porque con la Encarnación de Jesús, la muerte se vuelve vida y no hay necesidad de escapar: en la vida eterna nos espera algo extraordinario”.
4. “Todas las personas nacen como originales, pero muchas mueren como fotocopias”.
5. “Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”.
6. “La felicidad es mirar hacia Dios, la tristeza es mirar hacia uno mismo”.
7. “No yo, sino Dios”. “La santificación no es un proceso de suma, sino de resta. Menos yo para dejar espacio a Dios”.
8. “Lo único que debemos pedirle a Dios en oración es el deseo de ser santo”.
9. “Nuestra alma es como un globo aerostático. Si por casualidad hay un pecado mortal, el alma cae al suelo. La Confesión es como el fuego debajo del globo que permite al alma volver a elevarse. Es importante ir a confesarse con frecuencia”.
10. “Nuestra meta debe ser lo infinito, no lo finito. Lo infinito es nuestra patria. El cielo nos ha estado esperando desde siempre”.
11. “La Eucaristía es mi autopista hacia el Cielo”.
12. “El Rosario es la escalera más corta para subir al Cielo”. “Después de la Santa Eucaristía, el Santo Rosario es el arma más poderosa para combatir al demonio”.
13. “La conversión no es más que mover la mirada de abajo hacia arriba, un simple movimiento de los ojos es suficiente”.
Oración para pedir la intercesión del Beato Carlo Acutis
Oh Dios, nuestro Padre,
gracias por habernos dado a Carlo,
modelo de vida para los jóvenes y mensaje
de amor para todos. Tú has hecho que
se enamore de tu hijo Jesús, haciendo de la
Eucaristía su «autopista hacia el cielo».
Tú le has dado a María como Madre muy amada,
y has hecho que con el Rosario se convirtiese
en un cantor de su ternura. Acoge su intercesión
por nosotros. Mira sobre todo a los pobres,
a quienes él amó y ayudó.
[También a mí concédeme, por su intercesión,
la gracia que necesito…]
Y haz que nuestra alegría sea plena,
conduciendo a Carlo entre los santos
de la Iglesia universal, a fin de que su sonrisa
siga resplandeciendo para nosotros
y para gloria de tu nombre.
Amén