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¡Un nuevo sacerdote para la Ciudad!

En el 40º aniversario de la Fraternidad Apostólica Sacerdotal Tomás de Aquino, Gabriel Filipe fue ordenado sacerdote.

En la tarde de hoy, sábado 23 de agosto, en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Buenos Aires, recibió la ordenación sacerdotal el diácono Gabriel Filipe. La celebración fue presidida por el Obispo Auxiliar de Buenos Aires y Vicario Episcopal de la Zona Belgrano, Monseñor Alejandro Daniel Pardo, acompañado por el Presidente de Fasta, Pbro. César Garcés Rojas; el Regente de la Fraternidad Sacerdotal, Pbro. Andrés Quiroga; y por todos los sacerdotes de Fasta y de la Orden Dominicana.

“Hoy damos gracias a Dios por el don que hace a la Iglesia con la entrega generosa de tu vida”

Durante la homilía, el Obispo dirigiéndose a Gabriel, destacó la grandeza y la humildad de la vocación sacerdotal. Expresó “No sos un superhéroe, nunca te creas eso. Sos un pastor que desde su fragilidad entra en comunión con las heridas de su pueblo”. Con estas palabras, invitó a Gabriel a vivir el ministerio con sencillez, cercanía y humildad, recordándole que el verdadero lugar del sacerdote es “el último lugar: el lugar del servicio”.

Rememorando al Papa Francisco, animó a Gabriel a ser un pastor con olor a oveja: un pastor cercano, que acompañe como nuevo cireneo las cruces de sus hermanos y nunca deje de conmoverse por los más vulnerables.

Asimismo, recordó que la misión del sacerdote se juega en la celebración diaria de la Eucaristía: “Un sacerdote celebra cada Misa como si fuera la primera, la última y la única”. Y agregó: “El presbítero no puede decir ‘esto es mi cuerpo’ sin vivir él mismo el deseo de entregar su propia vida por el pueblo confiado”.

Pidió para Gabriel el don de la misericordia, destacando que “un buen pastor nunca se cansa de perdonar, recordando siempre todo lo que Dios perdonó en su vida”. Y lo animó a confiar en la intercesión de Santa Teresita, a quien ambos tienen gran devoción: “La confianza y el amor son el camino: solo la confianza puede conducirnos a la vida”

Señor te doy gracias por tu amor, no abandones la obra de tus manos

Al concluir la celebración, Gabriel agradeció al obispo por recibirlo, a su familia y amigos, al ruca Pampero, al Colegio Fasta San Vicente de Paúl, y a todos los que lo acompañaron en este camino de fe durante sus años de formación. Agradeció también a los Sacerdotes formadores quienes fueron verdaderos instrumentos de la misericordia de Dios. “Qué hermoso es entregar la vida a Dios”

Con su ordenación, Gabriel inicia ahora su camino ministerial como sacerdote al servicio de la Iglesia, confiando en la gracia de Dios y en la oración de toda la Ciudad Miliciana.

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