El miliciano Martín Payen se encuentra desde el año pasado como misionero permanente en la comunidad de Fasta en Kinshasa. Su tarea apostólica es la de continuar el trabajo que se realiza allí desde hace más de una década. Además, acompaña y ayuda en la construcción y funcionamiento del colegio, el ruca y los convivios.
Fue el propio Martín quien presentó ante la Dirección de Promoción Apostólica (DPA) la solicitud de continuar su tarea allí. Lo cual es una alegría saber que eligió seguir respondiendo a su vocación miliciana y de santidad con esta misión ad gentes.
Son varios los desafíos que Martín asume en esta renovación. En primer lugar, trabajar con las autoridades del colegio ya que inicia un nuevo ciclo lectivo y se abre 4to grado, lo que implica el trabajo en la construcción de nuevas aulas. Por otro lado, respecto a la jóvenes, junto con el Padre Eduardo Lloveras, capellán de la comunidad, se inició un proceso de formación de jefes para el ruca. A su vez, con los adultos buscará consolidar el segundo convivio y la comunidad de Fasta en Kinshasa.
Tener misioneros en África y en otras comunidades es la confirmación de la vocación de ser milicianos. El Padre Fundador dejó varias consignas que reflejan y nos invitan a vivir la misión apostólica que todos recibimos a través de nuestro bautismo y a la que Fasta, como hija de la Iglesia, también nos convoca: “Fasta marcha por el mundo”, “La mirada clara y lejos” y “Nadie puede quedar sin saber lo nuestro”.