“Cada año la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones nos invita a considerar el precioso don de la llamada que el Señor nos dirige a cada uno de nosotros, su pueblo fiel en camino, para que podamos ser partícipes de su proyecto de amor y encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados de vida.”
(Papa Francisco)
El día de hoy celebramos la 61ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones; que lleva el lema “Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz”. El Papa Francisco en su mensaje nos invita a considerar el don precioso de ser llamado por Dios, menciona también las distintas formas de abrazar ese llamado, e invita a los jóvenes que desconfían o se sienten alejados de la Iglesia a dejarse fascinar por Jesús. Después nos recuerda que es en la diversidad de carismas y vocaciones donde podemos comprender nuestra identidad como cristianos, y la relevancia de caminar juntos para descubrirlo; así mismo nos habla de la importancia de la oración, especialmente este año para la preparación del Jubileo 2025. Luego el Papa nos explica lo que significa realmente ser peregrinos de esperanza y constructores de paz aún en los desafíos epocales. Y finalmente nos habla de la valentía de involucrarnos, apasionándonos de la vida y comprometiéndonos en el cuidado del otro.
Es fundamental pedir a Dios que nos enseñe el camino que tiene soñado para nosotros, pues respondiendo a su llamado es donde alimentaremos el deseo de felicidad que llevamos dentro. Los caminos que podemos recorrer para convertirnos en signos e instrumentos de amor, de acogida, de belleza y de paz, en los contextos donde cada uno vive son varios. Por ejemplo, el Papa nos invita a recordar con gratitud a las madres y padres que orientan su existencia al cuidado de las relaciones, y al servicio de sus hijos; como también a todos los trabajadores que tienen un espíritu colaborador y de entrega en sus oficios. A los que se comprometen en construir un mundo más justo, por aquellos que se desgastan por el bien común; como también por las personas consagradas y los sacerdotes.
Por otro lado, Francisco, nos hace ver que esta jornada de oración lleva el sello de la sinodalidad, y nos exhorta a redescubrir nuestra vocación y poner en relación los diversos dones del Espíritu, formando así una sola familia unida en el amor de Dios. Así mismo, nos invita a orar al Padre por más vocaciones santas, y además nos recuerda que la oración abre la puerta a la esperanza, además de ser es el camino común para el Año Jubilar del 2025.
Sintetiza el Santo Padre que llegar a ser hombres y mujeres de esperanza es el propósito de toda vocación. Y que esa esperanza encuentra su centro propulsor en la Resurrección de Cristo… Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección.
Finalmente, el mensaje del Papa Francisco nos exhorta a salir de la indiferencia, de las prisiones donde nos encerramos, para que así podamos descubrir nuestra vocación en la Iglesia y en el mundo y convertirnos en peregrinos de esperanza y artífices de la paz; siguiendo el ejemplo de la Virgen María.
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A ejemplo de la Virgen María que visitó a su prima Isabel y le llevó la gran Buena Nueva de la Salvación, llevemos también nosotros “anuncios de alegría generando vida nueva y seamos artesanos de fraternidad y de paz” (SS Francisco)
«En aquellos días María se puso en camino y fue aprisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando a voz en grito, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”» (Lc 1, 39-42)
Padre bueno,
en Cristo tu Hijo
nos revelas tu amor,
nos abrazas como a tus hijos
y nos ofreces la posibilidad de descubrir
en tu voluntad los rasgos
de nuestro verdadero rostro.
Padre santo,
Tú nos llamas a ser santos
como tú eres santo.
Te pedimos que nunca falten
a tu Iglesia ministros y apóstoles santos
que, con la palabra y los sacramentos,
preparen el camino para el encuentro contigo.
Padre misericordioso
da a la humanidad descarriada
hombres y mujeres que,
con el testimonio de una vida transfigurada
a imagen de tu Hijo,
caminen alegremente
con todos los demás hermanos y hermanas
hacia la patria celestial.
Padre nuestro,
con la voz de tu Espíritu Santo,
y confiando en la materna intercesión de María,
te pedimos ardientemente:
manda a tu Iglesia sacerdotes,
que sean valientes testimonios
de tu infinita bondad.
¡Amén!